Ocho días.
Ese domingo me levanté bien temprano como siempre. Entonces, me puse las alpargatas domingueras y salí a comprar los tres periódicos, que acostumbro a leer ese día como algo sagrado: es una rutina que mantengo desde hace varias décadas, que mi mujer respeta, es como ir a misa. La diferencia en estos tiempos, es que gasto casi cien bolívares en los tres diarios. ¿Qué no hacía uno con cien bolos, cuando era un chamito por los años sesenta? “Eso era plata”, pensé. Ahora, es un gas que se evapora. Como ya viene diciembre, uno se detiene a pensar en las tradiciones caseras. Ustedes saben; en limpiar la casa, pintar, arreglar esto, remendar aquello, adornar, hacer las hallacas, el “niño Jesús” para los chamitos, los regalitos y todo eso. “Es difícil no pensar en esas cosas”, me dije. Total que me puse mis periódicos debajo del brazo y fui a comprar varias empanadas para evitar que se cocine temprano en casa. Cada empanada me costó treinta bolívares, también llevo frutas para hacer un buen jugo de lechosa o melón, y entonces reviso los titulares a vuelo de pájaro: “Hallaca sale en Bs. 27 con relleno de Mercal”-decía en letras grandes una información dada por la agencia oficialista AVN-. Comento la noticia con los parroquianos que degustaban sus empanaditas y entonces todos rieron en medio de una guasa que todavía no ha terminado, y ya han pasado 8 días.