Nuestra red
Esa semana había ido tres días al supermercado, por cosas del azar, no era mi costumbre estar dando vueltas entre los pasillos del establecimiento. Entonces, durante esos días coincidí con varias amas de casa. Al principio ni pendiente, pero al segundo día ya nos saludamos e incluso comentábamos algunas cosas vinculadas a los productos que no se conseguían. Entonces, nos sentamos a tomar café dentro del mismo supermercado y entablamos una amistad de compradores de víveres muy extraña. Luego, al tercer día coincidimos nuevamente y de tres personas compradoras amigas, pasamos a ser siete, luego ocho, hasta ahora que somos como quince, convirtiéndose en una verdadera guachafita , que nos permite estar datados de dónde se consiguen los escasos productos, usando el celular y transmitiendo mensajes de texto como en un programa de radio.
Con este hermoso grupo, he establecido una estupenda red social que me ha permitido salir todos los días y conseguir los productos, emulando la propaganda aquella que dice: “…que a lo que la primera se le pasa, la segunda lo repasa”. Desde entonces, consigo los víveres en un alto porcentaje, aunque caminando mucho con mis amigos de aquí para allá y de allá para acá. Es cuestión de usar unos buenos zapatos deportivos, ropa cómoda y tener muy bien carácter y mucha paciencia.
-Naturalmente-les digo a ustedes-, no hay garantía de nada. Todo es cuestión de suerte, pero si les aseguro que cada día la cosa es más difícil y la plata rinde menos.
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