martes, 10 de febrero de 2015

La enamoradiza de Linda Guareguá

La enamoradiza de Linda Guareguá

Cuando a penas cumplió los diez y seis años, la bella Linda Guareguá se perdió de su casa un viernes en la mañana, dejando a su madre hundida en uno de los momentos más angustiantes de su vida, sin saber qué le había pasado, dónde estaba y con quién.

Su madre la buscó por todas partes, visitó familiares, amigas del liceo y caminó mucha avenida, calle y plaza buscando a la Linda Guareguá, quien se había enamorado de alguien y un día se fue con el hombre, sin si quiera llevarse un trapito y despedirse de su mamá.

Pasaron meses sin ver a la muchacha, aunque algunas amistades visitaban a su madre y le decían, “…la vi por tal lado, me la encontré en la plaza Bolívar y creo que está en estado y viviendo por Naiguatá”. Así pasaron sus lunas, hasta que un día apareció la muchacha llevando de la mano a un muchachito igualito a ella, con los ojos grandotes y pícaros, como perrito “sabiondo” lamiendo chocolate en una perola descuidada.

Su madre la casó con el hombre a palo y con verbo fuerte, pero al tiempo, la Linda Guareguá se enamoró de otro y como si fuera una obra de teatro con repetición de escena; se perdió nuevamente por un tiempo, dejando al marido entendiendo, apareciéndose luego, con otra barriga, que también cuidó su mamá.

Así se fue yendo la vida, y les digo que a la  madre se le pintó la cabellera con ríos de plata; siendo abuela de ocho muchachos que parió la Linda Guareguá , que a sus cuarenta años sigue diciendo “que a ella no le quitan lo bailao, porque está enamorá…”

“Lo hice por amor, Marcano”

“Lo hice por amor, Marcano”

El señor Justo M arcano llegó al barrio después que formalizó sus amores con la mujer más bella y codiciada en diez cuadras a la redonda, o sea de la china Camacho.

La china era muy codiciada, porque realmente era guapa, con su cabellera larga de color azabache, sus largas pestañas naturales, sus ojos achinados por supuesto, que le valió el remoquete de “la china” desde el día que nació; su piel hermosa de color cobre y sus ojos marrones que a veces parecían verdes, con su boquita bonita como apurruñadita para dar un beso y su carácter tan tierno que solo atraía cariño de mujeres y hombres que eran sus amigos por siempre.

            A Marcano no lo conocía nadie, pues ella le conoció en su trabajo donde eran compañeros desde hacía como tres años. Pero cuando se mudaron a una casita que queda en la calle principal, todos le conocimos y entonces, fue parte del grupo sin ningún problema.

El hombre siempre decía que adoraba a su mujer, que era todo para él y entonces, le llevaba flores, le cantaba poemas de amor como si fuera un juglar de la edad de oro de la poesía española, pero cuando tenían cualquier problema de esos que no faltan en ninguna relación, el señor Marcano se emborrachaba y se aparecía con un mariachi cantándole canciones de despecho y más borracho que un barril de brandy.

Después que tenían como tres años de convivencia, empezamos a conocer  quién era el señor Marcano. Era un tipo difícil, celoso y complicado que de vez en cuando le daba sus golpizas a la pobre china, y en el tiempo que todos aconsejábamos a la china para que lo dejara, el señor Marcano se puso mas agresivo y en medio de un bolero y tomando más que Pedro Infante en una película de despecho, el señor Marcano le cortó la yugular a la pobre china y se voló la cabeza de un tiro, dejando tan solo una notita sobre la mesita de noche que decía “…lo hice por amor, Marcano”

El amor de María Corobo

El amor de María Corobo

El dia que se murió la abuela María Corobo, yo no me sorprendí para nada e incluso debo decir que ya lo esperaba.
Pocos meses atrás se había muerto su marido, con quien vivió más de cincuenta años y había sido el amor de su vida, hasta el día que se marchó después de apretarle la mano y darle un besito de amor eterno.
Sus hijas y nietos le rodeaban desde entonces, para alegrarle la vida y darle todo el amor posible, pero la abuela María Corobo tenía una tristeza muy grande por la muerte de su viejo. Un día me la encontré frente a su apartamento y ella misma me lo dijo: “Extraño mucho a mi viejo y no creo que pueda seguir viviendo sin él”.
Recuerdo que le dije –como siempre sucede en casos similares-“…que la vida sigue; que debe darle paso a los deseos de Dios, que debe seguir viviendo, que…”  Pero, los ojos de María Corobo se ponían más chiquitos, se enrojecían y su voz apenas salía de sus labios para llorar la muerte de su marido.
El día que se murió María Corobo, un vecino me preguntó “¿De qué murió María Corobo?” Yo me quedé pensando como buscando una respuesta en el aire, como tratando de interpretar el asunto y entonces le dije: “…La vieja María Corobo murió de tristeza ante el amor ausente, la vieja María Corobo se marchó  a buscar el amor de su vida…como lo hace una paloma que solo se enamora una vez y que cuando se le muere su pareja, abre sus alas y se va volando sin regresar más nunca, como si el viento la llevara al infinito.”_

lunes, 9 de febrero de 2015

Luís Alfredo Rapozo presentó su primer libro de cuentos titulado “Echando Cuentos”.

Luís Alfredo Rapozo presentó su primer libro de cuentos titulado “Echando Cuentos”.

El pasado viernes 6 de febrero de 2015



En un colorido acto en la sede de la Biblioteca Nacional en la Avenida Panteón     de Caracas, el cuentista y cronista Luís Alfredo Rapozo, presentó su nuevo proyecto “Echando Cuentos”. Al acto asistieron compañeros del autor, quienes fueron sus condiscípulos en la Escuela de Sociología de la UCV. También asistieron miembros de la Sociedad de Escritores de Anzoátegui, representados por Nemesio Paraqueima y Estelita Guarapana.

Después de bautizar el libro tomó la palabra el poeta Honorio Guatamare quien dijo: “… “Echando cuentos” es una recopilación de algunos cuentos breves que Rapozo ha publicado en varios medios, como en el diario Ultimas Noticias, El Tiempo de Puerto La Cruz, Reportero24, El Republicano Liberal y Llanero Digital. En estos tiempos modernos, la mayoría de sus cuentos breves se consiguen en la WEB
         Yo digo, que es sabroso acostarse bajo la luz de una lámpara y leer poco a poco estos cuentos y hasta sentado, cuando se viaja en el metro, para no darle el puesto a una vieja fea, sin dientes y que apoye al régimen.”


            Posteriormente e escritor anzoatiguénse Nemesio Paraqueima dijo “… que estos escritos son un escape de las crónicas políticas y sociales que hace Rapozo con cierta regularidad en el diario El Tiempo de Puerto la Cruz y que bien merecen una recopilación aparte, pero el material que se presenta en estas páginas nos deja un oxígeno fresco para ver la realidad, con otra mirada y para recrearnos en una atmósfera extraña de lo real, escondida detrás de cierta magia inevitable, que nos rodea a todos…”

            Luego, se obsequiaron varios ejemplares de “Echando Cuentos” y el público asistente tomó la palabra en una amena tertulia, leyendo varios cuentos breves
   que fueron la alegría de la tarde. Rapozo se despidió diciendo que “…espero que vengan otros libros que tengo a punto y si no se acaba el mundo, me parece que los bautizaremos también a corto plazo”