“Lo hice por amor, Marcano”
El señor Justo M arcano llegó al barrio después que formalizó sus amores con la mujer más bella y codiciada en diez cuadras a la redonda, o sea de la china Camacho.
La china era muy codiciada, porque realmente era guapa, con su cabellera larga de color azabache, sus largas pestañas naturales, sus ojos achinados por supuesto, que le valió el remoquete de “la china” desde el día que nació; su piel hermosa de color cobre y sus ojos marrones que a veces parecían verdes, con su boquita bonita como apurruñadita para dar un beso y su carácter tan tierno que solo atraía cariño de mujeres y hombres que eran sus amigos por siempre.
A Marcano no lo conocía nadie, pues ella le conoció en su trabajo donde eran compañeros desde hacía como tres años. Pero cuando se mudaron a una casita que queda en la calle principal, todos le conocimos y entonces, fue parte del grupo sin ningún problema.
El hombre siempre decía que adoraba a su mujer, que era todo para él y entonces, le llevaba flores, le cantaba poemas de amor como si fuera un juglar de la edad de oro de la poesía española, pero cuando tenían cualquier problema de esos que no faltan en ninguna relación, el señor Marcano se emborrachaba y se aparecía con un mariachi cantándole canciones de despecho y más borracho que un barril de brandy.
Después que tenían como tres años de convivencia, empezamos a conocer quién era el señor Marcano. Era un tipo difícil, celoso y complicado que de vez en cuando le daba sus golpizas a la pobre china, y en el tiempo que todos aconsejábamos a la china para que lo dejara, el señor Marcano se puso mas agresivo y en medio de un bolero y tomando más que Pedro Infante en una película de despecho, el señor Marcano le cortó la yugular a la pobre china y se voló la cabeza de un tiro, dejando tan solo una notita sobre la mesita de noche que decía “…lo hice por amor, Marcano”
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