domingo, 12 de junio de 2016

Chester, mi vecino

Chester, mi vecino


Chester vive en el edificio que queda detrás de mi hogar, en una planta baja y su apartamento tiene un hermoso jardín, muy tupido que le da un frescor divino a su fachada y que él disfruta mucho correteando de alegría cuando sale a jugar.
. Yo lo conozco desde que era muy pequeño y recuerdo que su dueña lo regañaba por cualquier travesura de criatura, que estaba aprendiendo las cosas elementales del comportamiento en sociedad. Entonces, su ama le decía con su voz de maestra de escuela “… que si no ensucies allí, que si no ladres alto, que si deja el alboroto.” 
Les digo, Chester es un hermoso perro Dálmata con cara de felicidad todo el tiempo, que parece estar riendo siempre. Entonces como les seguía contando, yo desde mi ventana lo llamaba y le decía “…cachorrito Chester, cachorrito Chester…” y el perrito paraba las orejas para captar de dónde lo llamaban, hasta que dio conmigo y ahora cuando le saludo, Chester levanta la mirada directamente hacia mi ventana y me saluda con un breve ladrido como si me dijera “Hola” o algo parecido.
Cuando Chester estaba convirtiéndose en un joven adulto, su ama lo regaló a un conocido que vive muy cerca de la Av. Boyacá, al otro extremo de la ciudad, en Los Chorros, a pie de Ávila y no supimos más nunca de él. Luego, nos dijeron que Chester se había escapado y no lo habían encontrado. Pasaron como tres meses de su huída cuando el hermoso dálmata se apareció en el apartamento de su primera ama y estuvo echado en la puerta del apartamento, hasta que su ella llegó de trabajar a primeras horas de la noche. Me cuenta un vecino, que esa escena fue digna de una película de Disney a todo color, cuando ambos se reencontraron. No lo dudo, porque es impresionante.
Naturalmente, el pobre Chester estaba muy malogrado, flaco, sucio y descuidado: Se veía claramente, que había pasado días de mal vivir en su vida de vagabundo tratando de encontrar a su ama.


Les digo, que ya Chester vive nuevamente con su adorada ama, quien juró no abandonarlo nuevamente y Chester puede verse en su jardín correteando entre la vegetación y teniendo encuentros amorosos programados, con unas bellas perritas dálmatas que buscan sacarle cría de vez en cuando. Yo digo que Chester, es feliz como una lombriz.

jueves, 16 de julio de 2015

El precio de las empanadas revolucionarias
Nosotros tenemos una extraña atracción
Por la ingesta de empanadas
Como si fuera un juego
Parecido a la sorpresa
Que al darle el primer mordisco
una miraba por el huequito
Para ver cómo estaba el relleno
Y entonces, todo era goce
Para devorar su contenido
Sea de carne molida, de cazón,
De pollo, de carne mechada,
De queso rayado
O de domínó.
Si,
En la cuarta república 
Desde que uno era un chamito
Se compraban empanadas deliciosas
Por tan solo un mediecito,
luego subieron a un realito
y después a un bolívar
Pero en contraprestación
Eran empanadas mamarras
A la cual uno tenía que hacer un esfuerzo de tragavenado
Para darle diente.
Ha sido en tiempos de revolución
Que a misma empanada
Sin recibir modificación tecnológica
Haya aumentado de precio
Como si fuera un repuesto importado
Para el carro, el pc portátil
O , la televisión.
En estos días fui a comprar 10 empanadas
Bien temprano en la mañana 
Para desayunar con mi hijo 
y dos invitados
Que venían a casa
En son de compartimiento
Y cual no fue mi sorpresa
Con el nuevo precio 
Del estupendo invento
Que llegaba a 50 bolos
Como si estuviera comprando
Un caldo de pollo
Además,
solo había empanada de salchicha
De perico, y hasta de repollo
-¡No joda, yo paso!
-le dije a la mujer
Y me fui al carro a buscar otro local
Que me vendiera mi empanada tradicional
De pollo, de carne
así sea de Mercal
Paseando por el bello Río Guaire
“Pasear por el río Guaire
-me dijo una nena de Santa Teresa-
Es como andar en un carro sin gasolina
Y comer mora creyendo que era fresa”
Yo tomé una curiara
Por los lados de Antímano,
me vine con la corriente,
ayudado con la mano
y remando con un palo
tratando de disfrutar su belleza.
Poquísimas garcitas 
se veían montadas en algún palo
y las aguas turbias y malolientes
daban la sensación
de andar metido
en un charco con corriente.
En algún lugar,
Estuve seguro de ver
A un hombre medio decapitado
Que iba a toda vela con destino hacia Petare;
De que estaba muerto, estaba muerto,
El pobre estaba súper agujereado
Como diez balazos tenía en el pecho
Y para colmo medio decapitado
¿Qué raro, que los malandros no lo quemaron?
-me dije-
El recorrido se hizo rápido
Más rápido que ir por la autopista
-les digo-,
En lo que un sapo echa un brinco 
Ya iba por Quinta Crespo
Con mucha defecación
Seguramente,
Saliendo de unos sumideros
“ni por el asomo” seguía metiendo la mano
Por temor a que se me pegara un raro pescado.
Del tímbo al tambo 
Llegué al Puente de Las Mercedes
Donde unas guacamayas verdiazules
Se me quedaron mirando con picardía
Y comenzaron una burladera
Y creo que algo me dijeron
Pero yo me hice el musiú
Y miré para otro lado…
Cuando llegué cerca del Hospital Domingo Luciani
Por los lados de El Llanito
Me conseguí con un recodo
Entonces,
Aproveché y me bajé
Moneándome por una pared de cemento
Y me fui a emergencia
Para que me inyectaran alguna penicilina
Con la seguridad absoluta
Que el saneamiento del río Guaire
Fue una gran trampa,
Y estoy seguro que esos reales se perdieron
Se los birlaron, se los gozaron…
-No se para qué cuenta ajo,
Me compré una curiara
la próxima vez
Me voy para el llano.
Juan Nepomuceno, “El Hombre”.
Había pasado todo el sábado de una manera muy agradable. Bien temprano en la mañana estuvo caminando y haciendo ejercicios de bajo impacto. No crean que “El hombre” era un atleta de alta competencia. Luego, se fue a desayunar con unos amigos de toda la vida con quienes compartía las noticias del día e intercambiaba libros y revistas que contienen materia interesante para cada quien. Yo diría que el sábado se estaba dando como ellos querían y habían planificado días antes, totalmente fuera de la rutina de andar buscando alimentos y de estar limpiando en la casa; que si lavando, que si limpiando: Sobre todo nuestras amigas femeninas estaban muy contentas y alegres. Cuando “El hombre” ve el reloj se da cuenta, que casi eran las 4 de la tarde y decide despedirse del grupo con el pretexto de que quería buscar unas películas de cine español en la plaza de los museos-cosa cierta-, y de esa manera se fue sin novedad a comprar los CDs que garantizaban su fin de semana cinéfilo.
Efectivamente, “El hombre” se estacionó muy cerca del local donde venden las películas frente a la Defensoría del Pueblo. Un sujeto maduro que siempre está allí los fines de semana, se ofreció para cuidar el vehículo y entonces “El hombre” se internó entre las palmas desnutridas, para acortar el camino. Cuando salió de hacer sus compras decidió ir a comprar agua para calmar la sed, entonces se dirigió hacia la plaza entre los museos de ciencias y bellas artes. Fue e momento preciso, cuando descubre que la misma estaba tomada de por lo menos cuatrocientos jóvenes de mal aspecto con vestimenta rafta y sus características cabelleras largas entrelazadas como las usaba Bob Marley . El asunto de la apariencia de los muchachos era lo de menos, lo significativo fue cuando se ve envuelto en una densa y concentrada atmósfera de humo proveniente de una colectiva fumarola de hierbas ilegales que lo levantaron del pavimento y lo hicieron volar por encima de los artesanos como si fuera el mismísimo Pegaso, en una aparición inesperada, que lo llevó tan lejos, pero tan lejos, que difícilmente regrese a tiempo para un próximo reencuentro con los amigos de siempre.

Desaparecido

Desaparecido
Esa mañana se encontraba caminando en el parque. Llevaba puesto un pantalón azul corto de algodón , una franela blanca también de algodón, unas medias de tenis y unos zapatos blancos para hacer ejercicios. Tenía puesta una gorra blanca y en los bolsillos del pantalón llevaba las llaves del carro, algo de efectivo, el ticket de estacionamiento y una cartera donde estaban sus documentos. Entonces, de repente dejó de caminar por la calzada y buscó dónde sentarse. Así lo hizo en un banco de madera verde que seguramente tenía allí casi sesenta años, desde que inauguraron el parque y él era un niño. Se quedó mirando el cielo azul y observaba como el sol bañaba de una luz tenue las colinas del sur. Bajó la mirada y se encontró con los árboles recién podados y pudo escuchar el trinar de las aves silvestres que se escondían entre el follaje. Una línea de guacamayas verdiazules pasaron en lo alto haciendo un escándalo de negras cocinando frente a un fogón y pensó en tomarse un jugo de naranja. Se levantó del banco y se fue caminando por la calzada buscando con la mirada un sitio dónde tomar café o jugo , se revisó los bolsillos y supo lo que tenía encima, pero no sabía quién era, dónde estaba, ni dónde vivía…comenzó a ponerse muy nervioso y entró en un pánico jamás sentido. Siguió caminando sin saber para dónde, mientras seguía perdiéndose cada vez más en una telaraña de recuerdos incongruentes, que solo fueron despejados muchas horas después, cuando las autoridades lo encontraron llorando como un niño y pudieron contactar a su hijo.

sábado, 13 de junio de 2015

La hija de Carmen Campos

La  hija de Carmen Campos

Escenario: Madre e hija se encuentran sentadas alrededor de la mesa del comedor. Ella momentos previos, había llegado de la calle muy contenta, entonces  colocó su cartera en una mesita y luego se sentó en la silla principal para hablar con su madre, que estaba leyendo una revista sobre farándula.



Madre: Te veo muy contenta hija, ¿Cómo te fue en el curso, en el trabajo? Cuéntame, ¿Qué noticias buenas me traes hija querida? Pues tus ojos hablan de alegría, parecen dos maripositas revoleteando sobre unos jazmines.

Hija: Si madre, estoy muy emocionada

Madre: Ya lo creo ¿Es que te has ganado el premio gordo de la lotería o conseguiste buenos precios en un una barata de esas que venden pantaletas de lleve tres y pague dos?

Hija: Ay mamá por favor no inventes, ji,ji,ji,ji Pero si. No te lo puedo negar, más que contenta, estoy muy emocionada.

Madre: -¡Caramba mija, suelta la sopa! ¿Qué es lo que te tiene tan contenta, mija?

(La madre se e acerca para escuchar mejor su confidencia, le toma las manos y le mira a los ojos).

Hija: -Bueno mamá, te cuento que mi jefe me agarró en la oficina antes de salir, me aprisionó contra la pared y me confesó que le gustó mucho, que me quiere…

M adre: Pero, hija eso es una bomba. ¿Estás segura que no es casado, verdad?
Hija: Si madre, él no es casado y es un buen hombre
Madre: Ya
Hija: Me dio tanto nervio que casi me orino, mientras me hablaba. Creo que me puse roja como un tomate y las piernas me temblaban de una manera …que hasta me sonaban las canillas, tracatrá tracatrá…

Madre: No es para menos, hija. ¿Qué te puedo decir? ¿Y a ti te gusta ese hombre?

Hija: Es muy buen mozo mamá y tiene plata que jode

Madre: Eso es muy importante, pero no es todo. Mira los cuentos que se ven a diario en la farándula. Muchos de esos carajitos son muy bonitos se empatan con esas mujeronas y después termina que son rolo de pargos, afeminados y se declaran homosexuales de la noche a la mañana y que se van a casar en Argentina con otro pargo…y que se van a cambiar de sexo, como el hombre ese, que después de vivir con su mujer más de 25 años sale con la vaina que quiere ser mujer, porque siempre se sintió mujer y todo eso…

Hija: No mamá, él es todo un hombre

Madre: -Y después que te dijo eso, ¿Tu qué hiciste? ¿¿Tu qué le dijiste?

Hija: No supe que responderle, me dejó totalmente fuera de base, tartamudeé Y de vaina podía hablar. Le dije que tenía que pensarlo, que no era mujer de un ratito, que yo era una mujer seria y que no nací para amante de nadie, como si fuera un vaso de agua. Entonces, el hombre se me quedó mirando y me dijo que eso precisamente le gustaba de mí , que yo era una buena mujer y que él no pensaba usarme , ni nada de eso.



Madre: Caramba mija, eso suena en serio
Hija: Entonces, le dije que lo tomáramos con cuidado, porque yo necesitaba mi trabajo y no quería problemas ni malos ratos, ni escenas, ni que la gente estuviera hablando cosas desagradables de mí por detrás.

Madre: Claro mija, hiciste lo correcto

Hija: Entonces, le dije que se quedara tranquilo y que el viernes, después del trabajo podíamos conversar un rato la cosa y él me dijo que estaba bien.

Madre: bueno, si salen el viernes no te vayas a poner muy melosa con ese señor. Mira que en las novelas las mujeres que se toman su tiempo terminan levantándose al galán y no sueltan en la primera de cambio. Yo por lo menos me tardé en darle a tu papá mi quita sueño, ji,ji,ji y me casé con él cuando tenía 25 años, pura, intacta, sin haber sido tocada por nadie….

Hija: Ay mamá, los tiempos han cambiado, por favor

Madre: Yo sé perfectamente que los tiempos han cambiado, pero en cuestión de amores , se lo que te digo. No le vayas a soltar la vaina tan fácilmente. Ponlo a sufrir y que se espere. ¿Tú no has dado la vainita, verdad?

(La hija se levanta de la silla, toma su cartera y se dirige a su cuarto)

Madre: ¿Tú no has dado la vaina verdad? Coño, respóndeme, gran carajo…

La paloma de Parra


La paloma de Juancito Parra
El Escenario
El hombre había pasado toda la mañana en el pasillo frente al consultorio del Dr. Pérez hasta que una hermosa secretaria le dijo que pasara, después de anotarlo en una ficha rectangular donde estaba colocado su nombre, sexo, peso, estatura, edad, estado civil, dirección, teléfono y foto de frente. También la secretaria había emitido un recibo y le había cobrado 2000 Bs por su primera consulta.
(Ya puede pasar-le dijo la secretaria-, entonces escoltó al Hombre por un pasillo corto muy lujoso, como si fuera la oficina de un Presidente de un gran Banco, hacia el consultorio del Dr. Pérez, que era antecedido por una pared llena de diplomas, reconocimientos y dos inmensos cuadros originales de dos pintores franceses de reconocida firma y en la puerta había una placa en color oro que decía “Especialista en cirugía estética”)
Secretaria: -Buenos días Dr. Pérez le presento al Sr. Parra , que viene a su primera consulta.
Dr. Pérez: Mucho gusto señor Parra, bienvenido a mi consultorio, por favor tome asiento y dígame en qué puedo ser útil.
(La hermosa secretaria con su faldita pequeñita y más atributos que Iris Chacón, le entrega la ficha, sale inmediatamente del consultorio y cierra la puerta).
Parra: -Muchas gracias doctor, gusto en conocerle. Realmente pensé mucho en venir
a su consulta. Lo pensé por muchos años y me decía “me provoca someterme a esa operación”, pero no tenía la fuerza para venir. Hasta que un día leyendo la revista de los domingos que viene insertada en el diario y ví su anuncio, que coincidió con una entrevista que le hicieron a usted y donde exponía que tiene más de 30 años de experiencia…me decidí.
Doctor: Ah, esa entrevista gustó mucho y la leyó mucha gente. Usted no se imagina la cantidad de personas que han venido después de eso. Recuerdo que ese día me puse una linda corbata de seda italiana, verde perico, con un traje de lino azul eléctrico y la foto quedó preciosa … A mi me gustó mucho porque salí como rejuvenecido y para los efectos de marketing metí tremendo golazo. Siga contando su historia señor Parra
Parra: -Bueno doctor, entonces, me decidí y me dije “Parrita, ya es hora de lograr tu sueño. Visita a ese hombre chico y operate..”
Doctor: -Caramba que interesante señor Parra. ¿Se imagina usted que los hombres pensaran como usted? Fuera algo más que estupendo. Yo tengo algunos clientes que se hacen sus toques en los ojos, se estiran un poquito la cara para eliminar algunas arrugas, usted sabe, gente del medio de la televisión; hombres que se perfilan la nariz fundamentalmente. Yo no tengo problemas en atender hombres y mujeres, porque mi especialidad no mira sexo. Yo atiendo a hombres y mujeres por igual, aunque las mujeres son más atrevidas a ponerse sus teticas, a aumentarse sus nalguitas y hasta a ser vírgenes de nuevo, ja,ja,ja. Todo se vale señor Parra.
Parra: ja,ja,ja Le aseguro que eso lo entiendo. Yo vengo porque me quiero dar un gusto. No crea apreciado doctor que es vanidad pura.
Doctor: De ninguna manera, yo no juzgo a mis clientes. Yo cumplo órdenes y si está en mis manos, en los conocimientos de la ciencia lo que piden, y tiene plata para ello, pues, yo lo hago.
Parra: -Ya me siento operado doctor, ja,ja,
Doctor: ¿Usted, señor Parra es un hombre sano, verdad?
Parra. Si doctor, dentro de lo que cabe…
Doctor:¿Es usted diabético?
Parra: No doctor.
Doctor: -¿Tiene problemas con la penicilina, con la anestesia, con la sangre?
Parra: No doctor.
Doctor: de todas maneras tengo que mandarte unos exámenes para descartar y proceder. ¿Pero, no me has dicho que te quieres operar?
Parra: Doctor, Yo me quiero operar la paloma
(El doctor dio un respingo en su silla y se pasó las manos por la cabeza. Inmediatamente apretó el intercomunicador y le pidió a su secretaria, dos cafés)
Doctor: ¿te quieres operar la paloma, el machete, el pajarraco, el muñeco de la ciudad?
Parra: si doctor, la paloma
Doctor : ¿Y esa vaina?
Parra: Bueno doctor, yo no he sido muy agraciado por la naturaleza. Tengo un machetito
Doctor: ¿Pero, funciona, verdad?
Parra: Si doctor. He tenido cría
Doctor: Bueno ¿y entonces?
Parra: es que yo siempre quise tener una palomota, una manguera de negro…
Doctor: ¿Y dices que eso no es vanidad?
Parra: Tal vez doctor, pero yo quiero sentir mi manguera bamboleándose para un lado y para el otro y que as mujeres se queden con la quijada en e piso cuando me vean.
Doctor. Pero eso tiene sus riesgos. Puede haber un percance en ese tipo de operaciones. Los clientes se van muy contentos con su manguerota, pero muchas veces les queda de adorno, porque no levantan ni que las ensalmen. Creo que deberías pensarlo. Yo te garantizo tu palomota del tamaño que quieras…pero, puedes quedar con un solo uso: “Solo para orinar, ese es el riesgo”.
(Parra se levantó de su silla y se dirigió a la puerta)
Parra: No doctor. Eso entonces no se piensa. Prefiero tener mi renacuajo, a quedar con una manguera que solo sirve para regar el monte.