martes, 30 de septiembre de 2014

Botaron al pobre Hilario

Botaron al pobre Hilario
Hilario comentaba con su mujer que la empresa donde trabajaba lo había botado por denunciar el descubrimiento de los alimentos perdidos, podridos realmente, en esa gran cantidad de contenedores. “Eso te pasa por bocón, –le decía su mujer- porque tú debías quedarte callado y conservar tu empleo. Pero no. Te la distes de Batman con tu bocota y mira todo el revuelo que se creó en el país con ese asunto y ahora estás desempleado como un escuálido cualquiera que está contra el gobierno”. “¿Me puedes decir qué bicho te picó, mijo?”-le preguntaba la mujer a Hilario. “Yo nunca pensé que este sería el resultado…”, respondió él. “Te vas a volver creyón”, le decía su mujer, mientras meneaba la cabeza negativamente y se llevaba los puños a la cintura como si fuera una jarra. “Primero me hostigaban por teléfono con llamaditas anónimas amenazándome y diciéndome que me callara, que me dejara de vainas y ahora me botan como a un saco de papas podrido en cualquier almacén inmundo de esos donde dejan perder la comida”, decía Hilario. “Ya no te lamentes más chico, –dijo la mujer tratando de encontrar un camino inmediato-, ahora debemos saber qué vamos hacer para comer”. “¡Ay mi amor -dice la mujer-, los únicos que van a salir mal de todo esto, somos nosotros!”.

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