Chicho Ramírez fue quién me dijo que “…ya todo estaba listo para la quema de Judas” de este año. Yo me encontraba compartiendo en la tasca de Don Tulio José Acosta, en Boca de Uchire, cuando Chicho me dio la noticia. Eso me alegró mucho porque todo el proceso se vuelve un desastre para escoger al personaje, que debe arder el domingo, como si fuera la quema de una bruja en plena Edad Media. Yo tan solo tenía cabeza para comprar los ingredientes, que deben estar en la nevera y en la despensa, para preparar mi pastel de chucho tradicional y unos bollitos especiales de calamares, camarones y atún, envueltos en hoja de plátano, topocho o cambur, que pienso inventar para esta Semana Santa. Me alegró, porque no es gratificante ver quemarse a un Judas inocente o que no llene las expectativas. Aunque Chicho dice que todo Judas es culpable, por lo tanto, cualquier sujeto que aparezca en esa nefasta lista, debe ser reconocido como si fuera nominado a un premio de la Academia del Cine, en Hollywood y recibir todos los honores y reconocimientos, según sea el caso. “La comisión designada preparó la celebración, para el domingo de resurrección, cuando este pobre Judas, salido de un escaparate arda, explote y sea quemado por mamarracho y jalamecate”. Durante los años anteriores, los organizadores de la quema, se han vuelto un rollo muy serio para ponerse de acuerdo y la proclama es elaborada a última hora, tan rápidamente, que cojea por algún lado y si es cierto que siempre hay algún poeta salido al ruedo, para parapetar la cosa, también es cierto que queda todo como agarrado por los pelos. Y a pesar que los muchachos gozan un puyero con el pobre Judas ardiendo y soltando tumbarranchos y traquitraquis en su final fatal, lo más interesante es que la lectura de su sentencia sea picante, denuncie y exprese ese humor necesario; para no parecer un sacrificio salvaje, como si fuera un linchamiento común y corriente: de esa manera, uno disfruta del muñeco ardiendo como si fuera realmente el personaje aludido. “No fue fácil ponernos de acuerdo -me dijo Chicho-, porque habían muchos candidatos y problemas, y lo más sorprendente, fue que todos los personajes eran del gobierno y como la mayoría de los miembros del comité eran oficialistas, entonces el juego se trancaba para elegir y vestir al pobre Judas, quien pasó varios días desnudo esperando la decisión.”
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