lunes, 6 de octubre de 2014

Un día, llegó la carretera


Un día, llegó la carretera

“En un tiempo -contaba mi abuelo Dámaso Paraqueima-  la zona donde yo nací era muy conocida y era referencia de la provincia de Venezuela, porque el río Uchire significaba un punto de frontera. Siempre fue así, incluso, luego fue una zona de disputa entre los estados Miranda y Anzoátegui, aunque la gente no hacia nada con eso, porque no afectaba en lo absoluto la vida de los pobladores. Tenía un puerto importante desde donde se sacaba mercadería y productos de la tierra: Hoy en día no hay restos de ello. Solo una pequeña nota en la novela “La balandra Isabel llego esta tarde” de Guillermo Meneses. Mi papá siempre me echaba cuentos para tratar de guardar la memoria de ciertos hechos que pasaron y de las costumbres de los pescadores, de los agricultores y ciertas anécdotas que suceden en cualquier pueblo aislado sin electricidad, ni agua potable, ni vías, ni nada, hasta que un día llegó la carretera y Caracas se comenzó a ver más cerca.”

Recuerdo que una vez le pregunté a mi abuelo “si Bolívar había estado en Uchire” y entonces el viejito se levantó de su silla de cuero de chivo, se acomodó su sombrero y señalando con el dedo hacia la costa a orillas del mar dijo: “si mijo. ¿Por dónde no pasó ese hombre? Bolívar estuvo por esta zona con mucha gente rumbo a Píritu, cuando huía de Boves. Muchos huesos quedaron enterrados por esas arenas de gente que no pudo llegar con vida, tratando de llegar a Barcelona, en 1814”

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