sábado, 9 de agosto de 2014

Agradecer el milagro

Agradecer el milagro
La mañana que le robaron Bs 3.000 saliendo del banco, Juan Cazorla nuncó se hubiera imaginado que los facinerosos antes de huir por la Av. principal, iban a sacar esa inmensa pistola que recordaba al mismísimo Harry “El Sucio” batiendo delincuentes sin compasión en pleno centro de la ciudad de San Francisco.

La humillación que sentía era tan grande, que pensaba “moriría de indignación”, hasta que el hombre que iba en la parrilla de la moto le apuntó con su cañón de guerra y dejó escapar más de 20 balazos salvajes contra su persona, pero tan solo 15 de ellos, impactaron su humanidad, bañando de sangre la calzada, tiñéndola de un rojo intenso. Afortunadamente, vivió para contarlo, porque su ángel guardián no estaba de descanso, después de convulsionar cerca de una hora bajo el sol de las 10 am; bajo la mirada de curiosos y transeúntes, quienes no hallaban qué hacer en aquel rebullicio de peatones y cornetazos escandalosos de automovilistas desesperados por llegar a algún sitio, atrapados en un tráfico insoportable que hacía recalentar los vehículos y respirar mucho humo; que echaban las camionetas destartaladas, que transportaban pasajeros al centro.

Tres meses después de aquel día, Juancito pudo poner un pie en el piso, tratando de levantarse y reconocer que estaba vivo, aunque su madre ya había dado gracias al Dr. José Gregorio, a la Virgen del Carmen, al Todopoderoso, a la Virgen de Coromoto y para todos había una velita, que Juan debía prender para agradecer el milagro…

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