viernes, 8 de agosto de 2014

El pan de jamón de Monique

El pan de jamón de Monique

Si hay algo que Mercedita, esperaba comer en navidad, era el pan de jamón. No podía haber hallacas, ni dulce de lechosa, pero que faltara el pan de jamón bien relleno, con su tocineta y sus aceitunas, pasas y buen jamón, pues era no sentir una buena mesa.


Si había pan de jamón sobre la nevera o en la despensa, entonces con cualquier pretexto se paseaba sigilosamente y un buen pedazo era arrancado en medio del apuro, para que su madre no la viera en acción de asalto y así, se iba a su cuarto a leer o ver TV., disfrutando del bocado, con su risita de niña traviesa.


Ya en nochebuena, toda la familia estaba sentada en la larga mesa, donde la abuelita presidía la comilona y los tíos, primos, hermanos, padre y madre hacían comparsa. Mercedita disfrutaba enormemente compartir con todos y en su plato resaltaba un enorme pedazo de pan de jamón y la recriminación reincidente de su madre, que le señalaba insistentemente que también había ensalada, cerdo y hallacas.


Al final de la cena, Mercedita tomó un buen pedazo de pan, lo envolvió en un paño y lo escondió debajo de su cama. Y al día siguiente, cuando se asomó debajo de la cama, se consiguió a su perrita Monique durmiendo sobre el paño y con la barriga bien llena, entonces Mercedita la miró con ojos que quemaban, como si 100 años de castigo no fueran suficientes.

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