Un recuerdo verde
Ese jueves Juanito Malatesta brincó de un salto cuando escuchó en la radio que ya eran las 10:30 de la mañana y todavía no había ido al mercado de Quinta Crespo para comprar las carnes y los pollos de la semana. Inmediatamente, se puso su bluejeans desteñido por el tiempo, sus sandalias hawaianas y su chemise azul que siempre estaba limpia y disponible para salir cerca de su casa y comprar su periódico por las mañanas. Tomó su bolsa grande de nylon y se fue al carro para bajar como un tiburón con hambre por la avenida Baralt hasta la esquina de Guanábano, donde se consiguió una cola de vehículos, que le estranguló los intestinos hasta la boca del estómago. Poco a poco se fue desplazando dos cuadras abajo y no entendía el motivo que originaba el estancamiento de carros echando humo, mientras el calor del medio día hacía su aparición como un fantasma esperado. Pero, entonces, comenzó a ver peatones que no respetaban la luz verde y se lanzaban a las calles como si fueran coleadores en las fiestas de San Fermín, evadiendo los toros enfurecidos con sus cachos puntiagudos vestidos de pellejitos humanos. Luego, un enjambre de motorizados con cara de perros, le pasaban a ras de su carrocería dándole golpes a su retrovisor y escupiendo vulgaridades sonoras, mientras sonaban sus chillonas cornetas de “apártate que aquí voy”. La cola seguía y no habían fiscales de tránsito que pusieran orden y las camionetas de pasajeros se estacionaban como les daba la gana en un caos impresionante de “aquí yo hago lo que me da la gana y si no te gusta que me importa”. Una ancianita que se “comió” la luz le pedía paso mientras le mentaba la madre y Juanito le dio paso a la honorable viejita y pudo ver que ésta le sacaba un dedo horrendo y torcido por la ventana. Cuando llegó al mercado solo pudo comprar cochino, chicharrón, morcillas y algo de pepitonas porque no había ni siquiera patas de pollo. Guardó todo en la maleta de su carrito y se fue a tomar un té de manzanilla, mientras pensaba en el retorno por un tráfico, que lucía en peor estado por el desorden y la falta de respeto; cuando una paloma volando, le dejó caer en el hombro un recuerdo verde…
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