viernes, 8 de agosto de 2014

Navidad en el pueblo de Palotal

Navidad en el pueblo de Palotal

Pasamos toda la noche patinando en la plaza, bien abrigados con nuestras chaquetas de lana y yo tenía una bufanda, con los colores de la navidad y un gorrito tejido con colores escandalosos, pero alegres. Yo nunca lo había hecho, pero mi mamá me dio permiso en esta oportunidad, porque ya estaba grandecito, con vellos en las piernas, además, estaba enamoradísimo de “La China” Ninoska, que con sus largas pestañas me tenía como loco: yo me sentía enfermo como un perrito desesperado, llorando por su perra traviesa que lo mareaba con sus olores de amor.


No había terminado de salir el sol, cuando comenzó a llegar mucha gente, que venía a la misa de gallo, entonces los muchachos mas grandes llegaban con sus cuatros, tamboras, maracas, furrucos y empezaron a cantar aguinaldos y hasta los perros ladraban al son de los estribillos y todos cantábamos agarrados de las manos, mientras bailábamos pasitos para adelante y para atrás y yo me esmeraba en agarrarle las manos a “La China” y cuando sentía sus dedos suavecitos el corazón se me desbocaba como un potro en la sabana, sin rienda ni nada que lo detuviera, pero “La China” ni se imaginaba que yo andaba súper loco por ella, a pesar que de broma no le tendía una alfombra roja para que no pisara el piso; así transcurría la misa, que era la más bonita del año y la iglesia se veía esplendida y nos llenaba el corazón de alborozo, de una alegría tan linda, que todo lo veíamos precioso como si los colores de las cosas fueran azules todas, o amarillas o violetas en minutos que transcurrían lentamente dentro de la capilla.


Entonces, en procesión salíamos de la iglesia con los patines al hombro y en multitud caminamos hacia nuestra calle, con el padre Nemesio al frente, santiguando a las viejitas y nosotros cantando aguinaldos. Así, el padre bendecía los pesebres de las casas, que con sus puertas abiertas nos esperaban con tazas de chocolate. Entonces, llegamos a la casa de Francisco que estudiaba derecho y Ninoska me dijo: “te presento a mi novio” y yo me caí para atrás en la última Navidad que pasé en el pueblo de Palotal.

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