El Terraplén
LUIS ALFREDO RAPOZO
El terraplén era un inmenso terreno, casi virgen que quedaba a unos pocos centenares de metros de la Av. Sucre. Era inmenso. Quedaba una casita al lado de una mata de mango y otro casita muy lejos al borde de la quebrada, que bajaba de el cerro El Ávila y que en otros tiempos era cristalina, pero debido al crecimiento poblacional de las últimas dos décadas se estaba tiñendo de negro, de marrón y hasta de verde, dependiendo de las lluvias, de la sequía y de lo que la gente lanzaba a sus aguas indiscriminadamente.
Yo llegué a ver desde la casa donde vivía la catira Nilyen, perros muertos hinchados flotando en sus corrientes, cerdos y hasta una vaca que murió ahogada durante un terrible invierno, que no nos dejaba dormir, ni ir a la escuelita.
Pero, en esos días cantábamos bajo la lluvia “que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva, los pajaritos cantan…” y gozábamos un mundo viendo la furia de la corriente pasar cargando cosas; a las aves buscando refugio en las matas del terraplén y tratando de descubrir si era un gavilán, un zamuro, un perico, un azulejo, un cristofué o un pájaro negro “arranca pelos” que nunca faltaba.
Un día llegó una caravana de camiones, rojos, amarillos, verdes, anaranjados; cargados de láminas, barras y muchas cajas de hierro para instalarse en el terraplén. Estuvieron como una semana limpiando, aplanando e instalando sus estructuras. Luego, vinieron más camiones con carpas, elefantes, tigres, osos, perritos y muchas personas, enanos, gordos, gigantes, barbudos, bailarinas, además de casas rodantes, caballitos, carritos chocones, patos, pájaros que volaban dando vuelta y muchas taquillas, quioscos: era un circo en nuestro terraplén.
Un día se fueron, pero los niños no nos pusimos a llorar ni a lamentar su despedida, porque recuperamos nuestro terraplén, justo en el momento en que empezaban a llegar las mariposas y entonces, nosotros salíamos a cazarlas con una bolsa echa de papel periódico y en ese tiempo gané el honor de conseguir la mariposa más grande con cara de búho, si señor…
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