La muerte del carite
El año anterior se había inaugurado la escuela en el sector Golindano.
Es un caserío que queda en las afueras de Marigüitar, en el estado Sucre. Es un pueblito a orillas del golfo de Cariaco, tiene al frente la hermosa península de Paria, que parece una isla que duerme a todo lo largo, con sus aguas azules y donde todas los días los pescadores salen a pescar y regresan cargados de Coro Coro y otros peces, que van a parar directo a la paila y acompañan a la arepa en un buen desayuno.
Antes la escuela no existía como la tenemos ahora, pues los grados estaban regados por todo el caserío. En alguna casita de bahareque se daba cuarto grado, en otra casita se daba primer grado y así estaba regada hasta que construyeron la nueva escuela y entonces, todos los alumnos y maestros se veían en un solo sitio.
Esta escuelita también era diferente, porque su piso no era de tierra, sus paredes eran de bloque y cuando llovía, su platabanda no parecía un colador como en las casitas de bahareque, que por poco se nos caen encima en medio de un ventarrón. Otra cosa bonita que tenía nuestra nueva escuelita era que tenía un gran patio, un asta para la bandera, carteleras, baños para niñas y niños y los cochinos no se metían en el salón, no se echaban a dormir o parir, como pasaba antes.
Ese primer año en que todos estábamos juntos bajo el mismo techo, a mi maestra se le ocurrió la idea de celebrar un acto de fin de año y entonces, llenó de entusiasmo a las otras maestras y cada grado debía representar algún baile. De esa manera, algunos bailaron música mexicana, otros hicieron parodias con diálogos, algunos bailaron joropo oriental y nosotros en sexto grado decidimos representar el baile del carite. A mi me correspondió elaborar el carite con cartón , mucha pega blanca y pintarlo con un poquito de pintura que nos regaló el señor Fucho Caña, la misma que usaba para darle mantenimiento a su bote ”Maigualida” y tenerla siempre bonita; también Juancito Cova, Pedrito Bastardo y mi primo Jesús Rapozo se pusieron a manufacturar la lancha “Nueva Esparta” con cartón, papel, pega y pintura, además de la ayuda que les dio el papá de Pedrito, que le puso unas maderitas para darle firmeza y no se nos despedazara en el baile.
Los varones no gastamos ni una puya en el vestuario, porque todos teníamos alpargatas, sombreros de cogollo, nuestros pantaloncitos cortos que usábamos a diario; pero si estrenamos franelitas multicolores para el baile, que nos compraron en el mercado de Cumaná y que costaron 2 bolívares cada una. A las cinco muchachas si las pusieron bien bonitas porque las madres que tenían su maquina de coser elaboraron las faldas de mucho colorido con telas traídas del mercado y les hicieron unas blusitas blancas con mucho adorno como si se vistieran para ir a un matrimonio. Entonces, todo estaba dispuesto y en marcha con buen viento y buena vela.
Pasamos como dos semanas ensayando el baile con la maestra, quien estaba muy emocionada y exigente. Nos reuníamos en su casa por las tardes. Ella tenía un picot grande donde colocaba el disco grande de acetato y dejaba escuchar la canción y entonces, todos nos poníamos a representar lo que decía la canción en la sala de la maestra. Allí teníamos el bote que lo llevaban los tres muchachos, los diez compañeros que no me acuerdo el nombre de todos, que bailaban en parejas. Las muchachas usando sus cestas que se ponían en la cabeza, a un lado, para arriba y para abajo y finalmente yo con el carite, haciendo más morisqueta que el penado aquel que iban a fusilar en una película mexicana que pasaron en el cine del pueblo y donde cantaba Pedro Infante.
Cuando llegó el día del acto, el sector Golindano estaba alborotado, muchos padres fueron a ver a sus muchachitos en la promoción de grado y actuando en el escenario.Las playas estaban desiertas con los botes durmiendo en la orilla. Hasta vinieron profesores de la escuelita de Marigüitar, un fotógrafo de un periódico de algún lado y los niños estábamos un poco asustados con tanta gente. No pensábamos que bailaríamos frente a tanta gente, incluso las maestras estaban sorprendidas del éxito en la convocatoria y es que no era usual un acto en la escuela, era la primera vez que se prendía un jolgorio con tanta gente involucrada.
Cada grado fue subiendo al escenario y la gente gozaba un puyero viendo a los muchachos y la mamadera de gallo fue de película, sobre todo en el baile de los mexicanitos que estaban vestidos de pescadores con un sombrerote de papel y zapateando el jarabe tapatío. Cuando subimos nosotros en el último acto y se dejó escuchar esa bella canción, la gente se paró de sus asientos y empezaron a cantar y hasta a llorar como si la canción les revolviera los sentimientos.
Es una canción escrita en 1926 por el cultor popular Don Rafael González, nativo de la isla de Coche, en el Estado Nueva Esparta. Esta es la letra: Letra de El Carite: “Ayer salió la lancha "Nueva Esparta" salió confiada a recorrer los mares: encontró un pez de fuerzas muy ligero que agarra los anzuelos y revienta los guarales. Estribillo: Como la costa es bonita yo me vengo divirtiendo pero me viene siguiendo de afuera una piragüita. Ayer salimos muy temprano a pescar nos fuimos juntos todos los pescadores y entre las olas lo vimos saltando. que iba persiguiendo a los voladores.
Estribillo: Un marinero al verlo se alegró a este sabroso, pescado de los mares y en seguida les dijo a los muchachos preparen los arpones y tiren los guarales.
Estribillo: En los ramales del coco lo pescamos en lo profundo del mar donde vivía y lo pescamos en la lancha "Nueva Esparta" para presentarlo hoy con alegría. Estribillo: Señores todos les damos las gracias los pescadores se van a marchar nos despedimos con este Carite que les presentamos en este lugar”. Como les seguía contando, todos salimos al escenario y empezamos a bailar esa danza tan pintoresca cuyo tema central es la historia de unos pescadores que embarcan una lancha llamada “Nueva Esparta” y que cuentan todas las aventuras y peripecias vividas por los pescadores que la ocupan para atrapar un gran pez llamado El Carite...la canción comienza y se hace la representación de cuanto va sucediendo: “...Ayer salió la lancha Nueva Esparta, salió confiada a recorrer los mares... y encontró un pez de fuerza muy ligera que arranca los anzuelos y revienta los párales....”.
Entonces, la representación es realizada por los niños y niñas que en una comparsa ejecutaban movimientos para atacar al pez que es representado por un niño-que en este caso era yo-, que lleva una figura realizada en cartón y coloridamente adornada y que cubre la cabeza y medio cuerpo de este, los otros integrantes de la comparsa defienden la lancha, todo los movimientos se ejecutan en torno a la embarcación, entre giros y movimientos acompasados.
Finalmente, el pez es pescado y llevado a la lancha, el niño que representa el pez lo entrega... Además de representarlo en el baile y para colmo morir arponeado y ser repartido en pedazos para calmarles el hambre a las mujeres que llegaron con sus cestas a buscar lo suyo.
Es un caserío que queda en las afueras de Marigüitar, en el estado Sucre. Es un pueblito a orillas del golfo de Cariaco, tiene al frente la hermosa península de Paria, que parece una isla que duerme a todo lo largo, con sus aguas azules y donde todas los días los pescadores salen a pescar y regresan cargados de Coro Coro y otros peces, que van a parar directo a la paila y acompañan a la arepa en un buen desayuno.
Antes la escuela no existía como la tenemos ahora, pues los grados estaban regados por todo el caserío. En alguna casita de bahareque se daba cuarto grado, en otra casita se daba primer grado y así estaba regada hasta que construyeron la nueva escuela y entonces, todos los alumnos y maestros se veían en un solo sitio.
Esta escuelita también era diferente, porque su piso no era de tierra, sus paredes eran de bloque y cuando llovía, su platabanda no parecía un colador como en las casitas de bahareque, que por poco se nos caen encima en medio de un ventarrón. Otra cosa bonita que tenía nuestra nueva escuelita era que tenía un gran patio, un asta para la bandera, carteleras, baños para niñas y niños y los cochinos no se metían en el salón, no se echaban a dormir o parir, como pasaba antes.
Ese primer año en que todos estábamos juntos bajo el mismo techo, a mi maestra se le ocurrió la idea de celebrar un acto de fin de año y entonces, llenó de entusiasmo a las otras maestras y cada grado debía representar algún baile. De esa manera, algunos bailaron música mexicana, otros hicieron parodias con diálogos, algunos bailaron joropo oriental y nosotros en sexto grado decidimos representar el baile del carite. A mi me correspondió elaborar el carite con cartón , mucha pega blanca y pintarlo con un poquito de pintura que nos regaló el señor Fucho Caña, la misma que usaba para darle mantenimiento a su bote ”Maigualida” y tenerla siempre bonita; también Juancito Cova, Pedrito Bastardo y mi primo Jesús Rapozo se pusieron a manufacturar la lancha “Nueva Esparta” con cartón, papel, pega y pintura, además de la ayuda que les dio el papá de Pedrito, que le puso unas maderitas para darle firmeza y no se nos despedazara en el baile.
Los varones no gastamos ni una puya en el vestuario, porque todos teníamos alpargatas, sombreros de cogollo, nuestros pantaloncitos cortos que usábamos a diario; pero si estrenamos franelitas multicolores para el baile, que nos compraron en el mercado de Cumaná y que costaron 2 bolívares cada una. A las cinco muchachas si las pusieron bien bonitas porque las madres que tenían su maquina de coser elaboraron las faldas de mucho colorido con telas traídas del mercado y les hicieron unas blusitas blancas con mucho adorno como si se vistieran para ir a un matrimonio. Entonces, todo estaba dispuesto y en marcha con buen viento y buena vela.
Pasamos como dos semanas ensayando el baile con la maestra, quien estaba muy emocionada y exigente. Nos reuníamos en su casa por las tardes. Ella tenía un picot grande donde colocaba el disco grande de acetato y dejaba escuchar la canción y entonces, todos nos poníamos a representar lo que decía la canción en la sala de la maestra. Allí teníamos el bote que lo llevaban los tres muchachos, los diez compañeros que no me acuerdo el nombre de todos, que bailaban en parejas. Las muchachas usando sus cestas que se ponían en la cabeza, a un lado, para arriba y para abajo y finalmente yo con el carite, haciendo más morisqueta que el penado aquel que iban a fusilar en una película mexicana que pasaron en el cine del pueblo y donde cantaba Pedro Infante.
Cuando llegó el día del acto, el sector Golindano estaba alborotado, muchos padres fueron a ver a sus muchachitos en la promoción de grado y actuando en el escenario.Las playas estaban desiertas con los botes durmiendo en la orilla. Hasta vinieron profesores de la escuelita de Marigüitar, un fotógrafo de un periódico de algún lado y los niños estábamos un poco asustados con tanta gente. No pensábamos que bailaríamos frente a tanta gente, incluso las maestras estaban sorprendidas del éxito en la convocatoria y es que no era usual un acto en la escuela, era la primera vez que se prendía un jolgorio con tanta gente involucrada.
Cada grado fue subiendo al escenario y la gente gozaba un puyero viendo a los muchachos y la mamadera de gallo fue de película, sobre todo en el baile de los mexicanitos que estaban vestidos de pescadores con un sombrerote de papel y zapateando el jarabe tapatío. Cuando subimos nosotros en el último acto y se dejó escuchar esa bella canción, la gente se paró de sus asientos y empezaron a cantar y hasta a llorar como si la canción les revolviera los sentimientos.
Es una canción escrita en 1926 por el cultor popular Don Rafael González, nativo de la isla de Coche, en el Estado Nueva Esparta. Esta es la letra: Letra de El Carite: “Ayer salió la lancha "Nueva Esparta" salió confiada a recorrer los mares: encontró un pez de fuerzas muy ligero que agarra los anzuelos y revienta los guarales. Estribillo: Como la costa es bonita yo me vengo divirtiendo pero me viene siguiendo de afuera una piragüita. Ayer salimos muy temprano a pescar nos fuimos juntos todos los pescadores y entre las olas lo vimos saltando. que iba persiguiendo a los voladores.
Estribillo: Un marinero al verlo se alegró a este sabroso, pescado de los mares y en seguida les dijo a los muchachos preparen los arpones y tiren los guarales.
Estribillo: En los ramales del coco lo pescamos en lo profundo del mar donde vivía y lo pescamos en la lancha "Nueva Esparta" para presentarlo hoy con alegría. Estribillo: Señores todos les damos las gracias los pescadores se van a marchar nos despedimos con este Carite que les presentamos en este lugar”. Como les seguía contando, todos salimos al escenario y empezamos a bailar esa danza tan pintoresca cuyo tema central es la historia de unos pescadores que embarcan una lancha llamada “Nueva Esparta” y que cuentan todas las aventuras y peripecias vividas por los pescadores que la ocupan para atrapar un gran pez llamado El Carite...la canción comienza y se hace la representación de cuanto va sucediendo: “...Ayer salió la lancha Nueva Esparta, salió confiada a recorrer los mares... y encontró un pez de fuerza muy ligera que arranca los anzuelos y revienta los párales....”.
Entonces, la representación es realizada por los niños y niñas que en una comparsa ejecutaban movimientos para atacar al pez que es representado por un niño-que en este caso era yo-, que lleva una figura realizada en cartón y coloridamente adornada y que cubre la cabeza y medio cuerpo de este, los otros integrantes de la comparsa defienden la lancha, todo los movimientos se ejecutan en torno a la embarcación, entre giros y movimientos acompasados.
Finalmente, el pez es pescado y llevado a la lancha, el niño que representa el pez lo entrega... Además de representarlo en el baile y para colmo morir arponeado y ser repartido en pedazos para calmarles el hambre a las mujeres que llegaron con sus cestas a buscar lo suyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario