sábado, 9 de agosto de 2014

El bollo de mi vecina

La hallaca que prepara mi vecina

Después que pasó el proceso electoral, caí en cuenta que mi apartamento necesitaba un cariño de fin de año y entonces decidí ponerme en acción; para limpiarlo, poner orden –como siempre-, pintarlo, atender las maderas de las puertas , ventanas, biblioteca y darle un toque general navideño, para cuando vengan los amigos a visitarme y tener buen ambiente. Empecé con el pasillo y mi puerta principal. Allí me conseguí con mi linda vecina, quien no me habla casi, porque ella apoya el proceso socialista y no me puede ver ni en pintura.


Ella estaba con la misma intención, atendiendo su casa y entonces coincidimos pintando el pasillo, las ventanas de la cocina y colocando-ambos- luces y adornos navideños, que alegraron el espacio. Estuvimos todo el día en esa actividad, lo cual nos permitió socializar y acercarnos como vecinos de varias décadas.


Mi vecina es una mujer hermosa y ese día lucía un pantaloncito cortito, muy cortito que estimulaba la imaginación de un demócrata baboso y ella, derrochaba una simpatía sin límites, que casi nunca se le ve, cuando su linda boca se llena de palabras y comentarios políticos. Decidimos no hablar de política, ni de elecciones, ni del plan de la patria y entonces, escuchamos música navideña, compartimos una sopa que hice, sacando mi sapiencia oriental y así llegamos a las primeras horas de la noche, cuando le obsequié un vinito tinto que tenía en la nevera y una rueda de pan de jamón. Entonces, mi bella vecina me preguntó: “que si quería probar su bollo”.


“Yo ni corto ni perezoso, le dije que si” y de allí pasamos a bailar unas piezas de Billo's en un ambiente pre-navideño, que nos permitió acordar una fiestica para nochebuena, cuando ella me daría a probar la hallaca de su mamá, que, según, es muy buena.

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