El telefono de Casimiro
Camina que camina, suda que suda, grita que grita consignas de liberación, para llegar donde el Ministerio Público; para pedirle paz y libertad de los estudiantes presos en la ciudad de Coro, como si fueran agentes políticos clandestinos recluidos en Guasina durante la década de los cincuenta, por promover la democracia y la salida de la dictadura del general Pérez Jiménez.
El sol estaba calentando las calles, pero la concentración de estudiantes iba creciendo minuto a minuto en la Plaza Venezuela para salir a caminar unos 4 kilómetros y entregar la petición de liberación de los estudiantes andinos. Casimiro iba alzando su pancarta, acompañado de sus compañeros del tecnológico y bailaba zamba, tambores y hasta joropo con las muchachas del tercer semestre que vestían franelas de la selección de fútbol.
Su mamá lo llamó por el teléfono celular para saber cómo estaba y él le dijo, que “… no se preocupara que todo estaba muy bien…” Ya la cabeza de la manifestación había llegado a la fiscalía y la gente del ministerio no quiso recibir la petición. Entonces, decidieron retirarse y dar por culminada la operación. Pero, las calles no estaban tranquilas y muchos seguidores del gobierno estaban allí, cuando eso no debió ser. Entonces, comenzó un tiroteo y el celular de Casimiro rodó por el pavimento, seguido de un charco de sangre que corrió rápidamente por la calzada como un río desbordado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario