sábado, 9 de agosto de 2014

La fiesta de los ratones

La fiesta de los ratones
Esa noche estaba muy linda, con una luna grandota y brillante en un cielo estrellado y despejado. En la casa de los ratones había una fiesta a todo trapo, con mucha música, aguardiente, queso y ratoncitas preciosas, que meneaban la colita sugestivamente y tenían unas miradas melosas detrás de sus largas pestañas, que volvían loco a cualquiera... Antes de la media noche el dueño de casa se emborrachó escandalosamente y le subió el volumen a la música, despertando al gato. Inmediatamente, el compadre Gato les tocó la puerta y les reclamó el bochinche. Entonces, el ratoncito envalentonado, salió y le dijo, “que si era muy guapo ¿Por qué no se lo comía?”. “Ven, ven a comerme gato bigotón”-le decía de lejitos al gato, que se le quedaba mirando y le replicaba: “…que saliera, para que viera, lo que es bueno.” Entonces, el ratoncito le dijo que “…era un gato fanfarrón y que con ese bigotote no amedrentaba a nadie”, mientras el gato le hacía señas para que saliera.

Pero, el ratoncito no se quedaba tranquilo y le gritaba que era él quien se comía la carne y le echaba la culpa a los ratones, cuando ellos solo se comían el queso, “…si yo soy el que se come el queso”-le decía al gato-. Afortunadamente, la cosa no pasó a mayores. Al día siguiente, al ratoncito se le pasó la borrachera y se encontró al gato y le dijo: “…el que le hace caso a borrachos, pierde su tiempo…” y entonces, se metió en la cueva y se perdió, dejando el plumero.

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