¡Aquella mujer!
Era de noche cuando llegó al pueblo. Cargaba una inmensa bolsa o mejor dicho, un bojote como decían antes, donde llevaba papeles y trapos, los cuales transportaba para arriba y para abajo como un tesoro. Después tu descubres que esa era su casa, su propiedad. En ese bulto tenía todo lo que necesitaba –seguramente-, en su mente de acomodo, allí tenía su contacto con el mundo.
La primera vez que la vi fue al día siguiente de su extraña aparición, sentada frente al abasto de Joel Nasser y su esposa Lilia, los sirios que están ubicados a la entrada del pueblo. La conseguí sentada en un muro tomando un refresco y no me percaté, en lo más absoluto, que la señora tenía trastornos mentales.
Cabe señalar que estaba muy aseada y con su ropa limpia. Era muy guapa con sus ojos negros y su cabello frondoso de mestiza nacida en un jardín de cayenas. Después con el transcurso de los días, uno termina dándose cuenta que la señora estaba deambulando para todas partes con su carga de sobrevivencia. Entonces, la gente termina preguntándose ¿Cómo llegó a este pueblo perdido en la carretera?
Me contaba Juanito Guartaja que una vez se apareció una mujer en parecidas circunstancias y estuvo deambulando como un alma en pena y hasta terminó embarazada por quien sabe quien y luego se esfumó como el humo.
Todos en el pueblo nos acostumbramos a verla caminando bajo el inclemente sol como si fuera un pajarito autóctono revoloteando en cualquier matorral o como si fuera una lagartija correteando sobre la tierra amarilla, buscando un escondite para evitar ser devorada por una culebrilla o víctima de un muchacho travieso.
Un día no le vimos más. Nadie sabe que fue de su vida. Solamente Juanito Guartaja me llegó a decir que la vieron caminando de noche por la carretera; muy tarde en la noche y era seguida por una estela de mariposas anaranjadas que brillaban bajo la luz de la luna.
La primera vez que la vi fue al día siguiente de su extraña aparición, sentada frente al abasto de Joel Nasser y su esposa Lilia, los sirios que están ubicados a la entrada del pueblo. La conseguí sentada en un muro tomando un refresco y no me percaté, en lo más absoluto, que la señora tenía trastornos mentales.
Cabe señalar que estaba muy aseada y con su ropa limpia. Era muy guapa con sus ojos negros y su cabello frondoso de mestiza nacida en un jardín de cayenas. Después con el transcurso de los días, uno termina dándose cuenta que la señora estaba deambulando para todas partes con su carga de sobrevivencia. Entonces, la gente termina preguntándose ¿Cómo llegó a este pueblo perdido en la carretera?
Me contaba Juanito Guartaja que una vez se apareció una mujer en parecidas circunstancias y estuvo deambulando como un alma en pena y hasta terminó embarazada por quien sabe quien y luego se esfumó como el humo.
Todos en el pueblo nos acostumbramos a verla caminando bajo el inclemente sol como si fuera un pajarito autóctono revoloteando en cualquier matorral o como si fuera una lagartija correteando sobre la tierra amarilla, buscando un escondite para evitar ser devorada por una culebrilla o víctima de un muchacho travieso.
Un día no le vimos más. Nadie sabe que fue de su vida. Solamente Juanito Guartaja me llegó a decir que la vieron caminando de noche por la carretera; muy tarde en la noche y era seguida por una estela de mariposas anaranjadas que brillaban bajo la luz de la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario